Nunca se sabe


¿Me lees?

Dime, Muerte,
tú qué sabes
de éste pútrido
cuerpo que se arrastra.

Dime tú qué
sabes o no del dolor.
Si acaso has leído
en mi piel
las grietas y
la resequedad que
ha dejado tu sol.

¿Me lees?

¿Me sabes?

Dime, por favor,
ya no calles
todo esto a lo que sabes,
para así poder
decirte lo que
este cuerpo
despide
y deja volando
en el aire.

Déjame decirte,
Muerte.
Déjame adorarte,
pues nunca se sabe.

Comentarios