La que me habla
Hemos machacado sinfonías.
Fuiste tú.
Mejor cállala.
Mejor que me callen
y que me corten los dedos.
¿Por qué?
Gritan las plumas
(no les miento,
fue el teclado).
Pero es simple:
yo no escribo
sino ella.
No es musa,
ni puta.
A veces ni es la vida.
Pero es ella porque así la quiero llamar.
Es ella la que grita
y pide que escriba.
Sin razón y sin lógica.
Y así hemos machacado sinfonías,
palabras
y funestas algarabías.
¡Qué tontos!
Nadie sabe de lo alegre
que guarda entre lágrimas
la que ni es puta ni es vida.
La del fulgor ensombrecido
que susurra
y estruja desde dentro.
Hemos avergonzado.
Más ella que yo.
Más mis dedos con las palabras.
Porque ni en sueños
ni en tiempo ella se desvanece.
La que me habla:
La muerte.
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