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Mostrando entradas de 2014

El último verso

Presumía uñas de colores vibrantes que hacían de su piel desgarrante vicios de ocultos ocasos desfigurados Se quedaba quieto en el prado, inmóvil, con el infierno coloreando su pecho, absorbiendo lentos pasos Justo en el borde del acantilado dejaba sus plumas escapar con dolor y las olas que siempre gritaban de tristes Movía los hilos con violencia, revoloteaba entre espesas cóleras y atacaba con vehemencia los soles nacientes ¡El día jugaba a avanzar sin volar! Tiraba su cabeza hacia un abismo y dejaba que sus patas aplastaran ladrillos Picoteaba la tierra queriendo tener filo, creyendo que empezaría en el final donde los gritos dejaban de ser azulados    ⇑

Ghost of a drowned.

¿Alguna vez has visto uno de esos espejismos en la calle? De esas cosas que primero sólo vez de pasada y en cuanto te cae el veinte, y sientes que hay algo extraño, tal vez demasiado conocido o demasiado irreal, debes volver a mirar. Entonces regresas el cuello, como acto reflejo, te preguntas ¿qué?, Tu cerebro te dicta: <a ver, otra vez> y entonces enfocas de nuevo. ¡Pero no logras aclarar tu duda! El fantasma se ha movido de posición y ahora el recuerdo que tenías es confuso. ¿Qué fue lo que vi? ¿Fue esto mismo? No se ve exactamente igual pero sí muy similar. Tal vez te has seguido caminando sin hacer pausa, como temiendo que sea real. Y lo peor, ese momento de confusión, desde el instante que crees verlo hasta el momento en que no logras aclararlo, hace que tu corazón se acelere y a veces hasta te cuesta respirar. ¡Hasta sientes que el espejismo te saluda! Como si cualquier cosa que creíste o pudiste haber visto te hubiera reconocido también, como si se escondiera o te sonri

Viaje esporádico

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Las mañanas frías siempre son mejores. Sobre todo cuando cae la neblina, cubre tu cuerpo e impide la vista lejana. Así te concentras en lo que te rodea, ahí, cerquita. Caminar sobre el camellón es su momento favorito del viaje, encontrarse con esos árboles que dejan caer sus ramas, casi siempre más grises que cafés, y se sacuden las hojas que caen, tiemblan, se desploman con lentitud hasta llegar al suelo negro, vacío. No está dormida, no está despierta. Y saluda a las mujeres patas de tentáculos y a los hombres vagabundos que se arrastran tratando de lamer el flujo de la vida. Feliz viaje, ¿a dónde vamos? A pasear a las criaturas, ya sabes, pequeñas bestias hambrientas. Bueno, hasta luego. Nos vemos el que sigue. Y oculta la sonrisa que nunca debió asomarse. Suspira profundamente (se inflan sus pulmones, levanta el rostro, mira las nubes, la neblina, el sol escondido), luego suelta el aire (entonces sus pulmones se desinflan, baja la mirada y se queda observando el piso). No deja de

La ciudad de las casas cuadradas.

Cada mañana todos debemos formarnos. Los colores amarillos y desgastados nos saludan desde que abrimos los ojos, el techo amarillento y sucio siempre nos saluda de cerca, las paredes amenazan con aplastar nuestros cuerpos en algún momento y la puerta mantiene el seguro puesto por fuera. Siempre me pregunto si habrá alguien que realmente pueda dormir en la oscuridad de su cuarto, si alguien descansa sabiendo lo que nos espera en la siguiente jornada. Hay una luz amarillenta, opaca, casi tangible, esperándonos al salir de nuestras pequeñas casas. Todos salimos casi al mismo tiempo, después de que uno de los enormes guardianes de la ciudad hace rugir su mecanismo, la alarma me recuerda mucho a los gritos de los trenes al frenar con urgencia, pero éste chillido suena aún más fuerte y largo (a veces creo que algún día nos dejará sordos). Y no es como que necesitemos tanto escándalo para despertar (¿ya te dije que no dormimos?). La alarma está diseñada para que se abran las puertas de l

Sirenas de tierra

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Sus pasos eran lentos y cuidadosos, en el suelo árido no había ni una rama suelta que pudiera hacer ruido. A pesar de lo seco de la tierra, se alzaban enormes árboles con troncos gruesos haciendo filas perfectas. Un polvo rancio se respiraba. La piel áspera de Moktinv se dejaba llevar por los olores que el cielo rojizo le ofrecía. Moktinv sabía que pronto se alzaría a lo lejos el castillo de Lutr Noruk, la fortaleza de sus enemigos. Se movía con miedo y precaución, casi cerrando sus poros para no ahuyentar el polvo. Encendió una antorcha para asegurarse que los árboles seguían dormidos. Las doncellas enraizadas en los troncos se veían bellas, como Diosas enclaustradas por las garras de los árboles. Por un momento quiso asir una de ellas; sin embargo, mientras acercaba su mano dudosa, el rostro se alzó y las ramas crujieron en amenaza. No sabía lo que acababa de provocar. Las sirenas de tierra se arrancaron de los troncos y se arrastraban con las ramas aún pegadas a sus cuerpos, o

Reproches de una ventana vacía

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Suave los labios danzan en algodones de cristal. Sus ojos cerrados escuchan el tintineo de la nieve al caer. Canta para los hielos que detienen nuestros ecos. Suave, suave, danza en esta plaza de cristal. Mueve sus dedos queriendo acompañar una melodía que sólo él escucha en su mente. Que tus cielos arrojen alegría, ven y canta, que el frío de los naúfragos no cabe en este lugar. Aún con la torpeza de sus pies, intenta mecerse en su vieja silla preferida. Su mente distante imagina la ventana, el hielo, la escarcha. Siente que por un momento puede dejar que las arrugas de su frente se relajen, que el pesar de sus orejas sea liviano y que su cabello, casi blanco, se funda con el clima que lo arropa. La ventana, en cambio, cruje al hincharse con la humedad que la rodea. Sus maderas gruesas la enmarcan y también forman una cruz que la divide en cuatro grandes recuadros empañados, donde apenas se puede vislumbrar un par de niñas delgadas, vestidas con blancos payasitos, tutús y

Sin sueño

Como drogada se despertó en su cama. Ese extraño sonido no se callaba. Cerró los ojos intentando conciliar el sueño de nuevo. ¿Qué era eso que jugaba en su mente antes de despertarse? Quería recordarlo o imaginar algo nuevo. Un extraño movimiento en su pierna la inquietó. De nuevo ese sonido en sus orejas. Luego su cabeza mareada, los ojos pesados. ¿Será que estaba temblando? Podía sentir que la cama se sacudía con un leve meneo. Ella se quedó quieta, casi sin respirar para asegurar que aquél movimiento no era un invento suyo, que su cuerpo no temblaba sino el mundo a su alrededor. Apretó los ojos. No había pasado nada. No pasó nada. No pasó nada. Se lo repetía tratando de convencerse. Su cama no se movía, el sonido no existía. Seguro era algún mosco por ahí. De nuevo ese agitar de la cama, era como si el colchón se meciera para acurrucarla. Sus piernas empezaron a tener un leve estremecimiento, como si algo entre las colchas las rozaran. Abrió los ojos de golpe,

Of tired eyes...

Of tired eyes and purple lips, there’s anger hidden behind the windows. They look around. They can not see. The window awaits for me, his tired lips await for me. Maims my throat to break purple glasses of arid lips. My vocal cords can not stand. The door laughing. Rivers of salt hidden in his eyes. A needle traversing the glass prison. He stabs. He does not kill. Broken glass would receive me, His purple lips and tired eyes... His lips tired my shattered throat. And I would fly.

Who cares?

What if the snow never exists? What if? What if the sight of a life was just a dream? We never exist No cold beneath my veins could run, what if? What if none of us has born? And if my nails were untrue you wouldn’t have craved in my tomb (But what if) But my tomb wasn’t there anymore (I’ve escaped) What if the gardens of roses were nylons in the bed? What if? The poison of a knife have never been bled? (And the flirt of the night was just a fool turning off the lights?) But what if... (But what if?) What if? Tell me, scream it. I know you don’t see. Break it, hold it, I’m nervous, you are sick. The holdingf hands through the day (What if?) they were just a trick What if what I think Is what you really meant? (I know the voice of Death was false) But what if you’d had what you wanted? (What if?) What if, what if? What If we never exist and the ghost of the past was a vision of a new life (Alt

The Nightmare rang my ears...

The nightmare roamed my ears, whispered so slow and seeped into my fingers, gnawing my verses. It was the horror rending me -to me, to you, to lyrics- Silence. There’s no. I'm not. I saw their feared odors tangling in my nails. I could not rip more its solid whispers! I quietly, waiting. What did my body expect? One breath, the earth. The shaking of the legs, the crisp of my veins or a quiet buzz to close the door.

To The Double Dark

Keep on drifting to your way, hell in you not in me. Close that ruined door behind me. Just here dies A cursed cycle of thunders within a two-faced tomb of feigned sleep. You, wicked shadow, casted from the past, haunted, haunting my nightmares and brilliant proud You, non-shaped darkness, on your knees I shall give to you the last scream torn free and fully poisoned.

Muerte dentro de la esencia

El hombre sumergido en agua helada mantiene un hilo de vida desde la oscuridad hasta la más blanca luz de la superficie. Inmóvil, tranquilo, no respira y soporta el frío que corre por sus venas. Cierra los ojos lentamente, aprieta los párpados concentrándose en juntar sus fuerzas para seguir ese hilo que cada vez se pierde más. Lucha contra pedazos de algo que le obstruyen el camino. ¿Animales muertos? No lo piensa, tampoco lo quiere corroborar. Patalea desesperadamente y mueve sus brazos intentando empujar lo que sea que lo rodea. Patalea más rápido, más fuerte. Ya agitado, su cuerpo se debilita y pierde todo: rapidez, fuerza y conciencia. Después de inmensurables horas bajo la oscuridad, el cuerpo del hombre se rehúsa a congelarse; se mueve con toda la energía y voluntad que le queda. Con una reacción precipitada, empuja lo que hay a su alrededor . Sigue esa pequeña esperanza de escapar. Sin embargo, de nuevo el cuerpo le pesa. Se detiene. Observa hacia la superficie, pero ¿cuál

The way lost

And he was falling into the nightmares, poor way-lost, he used to carry pain, pain-faded suffers within his skin. He wished he had a skin! Though he never could scream. Still the light gave him a nail blue-colored cotton nail. He wished he could scape. And he got a skull, non-bone body of glimpses and ever-bright glances He wished He could see. But, there he was trying, blinded by the ways of the non-dead with gorgeous jumps of glass.

Voices

Was the radio a wrong voiced-record driving wild through the notes of a glimpse noise, crossing faster the road, running for a silence of the non-voiced gargoles? It’s this gray-tortured scream rolling down a hollow hill the one you can fear, ever-hear his soul, to your heart from your stretched unbounded lullaby. The slowed voice rumbling giving an endless punch in the brain on the lips on your teeth. And then you feel you need to go to sleep...